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martes, 23 de septiembre de 2014

YOMI

Es un concepto propio de las artes marciales, para definir la facultad que tenían los samurais de presentir y anticipar las intenciones de agresión u hostilidad de un eventual enemigo, o de su ataque inminente.

Su significado literal es:  lectura, leer, descifrar el significado de un texto, o las intenciones de una persona, y su utilidad estriba en   adivinar, prever y anticipar. Es la intuición definida de otra manera.

Yomi, es un estado de consciencia extremadamente receptivo que permite conocer, sentir o percibir las intenciones y los pensamientos del otro antes de que se manifiesten en actos. Presentir no es adivinar, sino captar  y saber con muchas posibilidades de acierto, lo que  se está gestando en  la mente del adversario,  y poder  disponer  la defensa o respuesta conveniente.

            El estado de Yomi ó Kan  era una de las facultades más importantes que el guerrero podía  desarrollar, y  la experiencia les había enseñado que  en medio del combate,  mientras la mente está ocupada en razonar y hacer planes de lucha, o albergar temores, la intuición no aparece.

            En la época de las guerras feudales del Japón, el combate era vivido en todas sus dimensiones: física, técnica, táctica, mental, emocional, desde un estado de percepción subjetiva del tiempo, es decir el guerrero en plena acción  percibe el tiempo de manera diferente, hasta el punto que llega  a ver las  acciones del adversario, con suficiente antelación para neutralizarlas.

            Durante el combate el pensamiento, la acción y la intuición se han fusionado para intervenir en el mismo instante, y  cada  acto viene determinado  por lo aprendido y lo que dicta el sexto sentido. 

            Yomi  representa el conocimiento intuitivo que no proviene de la mente racional.

            El ojo transmite las informaciones de lo que percibe  al cerebro, pero  ni el ojo ni la mente pueden “ver” la voluntad o intención de ataque del adversario, aunque perciba  expresiones y posturas de cólera y agresividad manifestadas por el movimiento del cuerpo.

            Pero si los ojos se quedan focalizados en algún detalle visible del enemigo, esa fijación impedirá  percibir, la globalidad  de sus actos.  El modo de facilitar la “percepción Yomi”,   pasa por hacer el silencio mental, no fiarse solo del ojo físico,  y dejar la mente razonadora en suspenso, para que intervenga lo menos posible .

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