Es una necesidad fundamental para todo el que comienza, saber que antes de intentar dominar al oponente mediante una técnica es imprescindible conseguir primero ser dueño de si mismo.
Pero, ser dueño...¿de qué?, ¿cómo...?, ¿cuando...?
De tu respiración, para que se altere lo mínimo imprescindible, para que sea abdominal, para que se acompase a los movimientos...
De tus posturas, gestos, expresiones, en cualquier posición que te encuentres.
De tus movimientos, impulsos, desplazamientos, etc. Manteniendo siempre el equilibrio y la capacidad de actuar con rapidez y potencia.
Del tono muscular, libre de toda crispación.
Del espacio que te rodea, para saber en todo momento lo que va a hacer el otro y lo que ocurre en un radio de dos metros a tu alrededor.
De tus emociones y pensamientos, para que no te afecte el miedo, la pereza, el desánimo, la timidez, el orgullo, etc.