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sábado, 16 de octubre de 2021

EL MITO DE SISIFO

Cuando los entrenamientos de Aikido, se programan una y otra vez, atendiendo y seleccionando únicamente las técnicas que figuran en el programa de grados, bajo el pretexto de que es necesario dominar las bases, si bien pueden ser útiles para los principiantes, resultan aburridos para los aikidokas que ya han alcanzado algún grado Dan.

Entrenar siempre lo mismo de la misma manera, por amplio que resulte el abanico de técnicas a elegir, no motiva ni atrae el interés de los que ya han dedicado diez o más años a la práctica del Aikido, y tienen la sensación de encontrarse como el personaje de Sisifo arrastrando una gran piedra montaña arriba, para dejarla caer al llegar a la cima , y bajar a buscarla otra vez.

El Aikido es más que dominar todas las técnicas de los diferentes programas de grado, y cuando el único objetivo del entrenamiento es el dominio de la habilidad técnica, es que no hemos descubierto la riqueza de conocimientos que nos puede aportar otro enfoque en el modo de preparar los entrenamientos.

domingo, 3 de octubre de 2021

APRENDIENDO A ENSEÑAR AIKIDO

La pedagogía es el arte de conducir a los alumnos para que aprendan.

Cada alumno de Aikido es una persona con amplia capacidad para procesar información (ver, entender, comprender, recordar, sintetizar, descubrir, etc.)  y un mundo interior alimentado por emociones, sentimientos, expectativas y sensaciones.

¿Cómo captar la atención de todos los aspectos de su personalidad? ¿Cómo despertar su interés y motivación por las propuestas y enseñanzas del profesor?

El alumno es una persona con criterio propio, y distingue muy bien lo falso de lo auténtico, lo que es posible y lo que no, y por tanto merece un trato y una enseñanza de calidad.

Cuando el profesor confía de manera habitual, en improvisar el contenido de la clase-entrenamiento, por buena que sea su intención, tal proceder va en contra de los principios de la pedagogía, y la metodología, que son las mejores y únicas vías de transmisión de conocimientos y de progreso individual o colectivo.

Una clase, programada de manera coherente y pedagógica, busca que cada alumno sea el autor y actor de su propio aprendizaje, y que construya sus conocimientos mediante situaciones de búsqueda personal.

Aprender Aikido requiere una disposición mental del alumno, para asimilar lo que se le enseña, junto con una disposición emocional para mantener el interés, la motivación y la satisfacción en lo que está aprendiendo.

El profesor en ningún caso, y de ninguna manera, ha de imponer sus propias creencias, valores y conocimientos, antes bien respetará escrupulosamente los de cada alumno. El profesor enseña con la mejor voluntad, respetando siempre la libertad de todos aquellos que han elegido asistir a sus clases.