Solo tienes que presentarte el sábado 2 de enero en el Rincón de Goya del Parque Grande a las 09:00 horas.
Imprescindible "saber caer" en Shiho Nage, Kokyu Nage, Tenchi Nage y Kote Gaeshi.
Solo tienes que presentarte el sábado 2 de enero en el Rincón de Goya del Parque Grande a las 09:00 horas.
Imprescindible "saber caer" en Shiho Nage, Kokyu Nage, Tenchi Nage y Kote Gaeshi.
Martes 29 Diciembre
21:00-22:00
Despedimos 2020
"El Peligro de la mano libre"
Similitudes y diferencias
Shomen Uchi & Ai Hanmi Katate dori
Randori
Reacciones a distintos estímulos
Martes 29 Diciembre; Entrenamiento
Jueves 31 Diciembre; NO HAY ENTRENAMIENTO
Sábado 2 de Enero; NO HAY ENTRENAMIENTO
Martes 5 Enero; Entrenamiento
Jueves 7 Enero; Entrenamiento
La adopción de la postura correcta debería convertirse en un hábito permanente y no solo un ejercicio aislado durante el entrenamiento en el Dojo.
La buena postura es fundamental durante los entrenamientos al objeto de:
Conservar el equilibrio en reposo y en movimiento.
Desplazarse con facilidad y rapidez.
Disponer de la máxima potencia con armonía y estética.
Irradiar seguridad, calma y confianza en sí mismo.
Por ejemplo si se ejecuta un movimiento con la cabeza inclinada a un lado, atrás o adelante, se debilita el equilibrio propio a causa de los cambios reflejos desencadenados por el cuello.
La postura habitual de cada persona refleja su actitud frente a la
vida.
K.G. Durckheim
15 DICIEMBRE
21:00 a 22:00
Entrenamiento AIKIDO
Recuperamos actividad
con días y horarios habituales
En Aikido Uke agarra
a Tori por el brazo, la muñeca, el hombro, la solapa, etc.
En definitiva cuando una persona agarra a otra, es por alguna de estas tres razones:
a)
Porque
la quiere sujetar, retener e impedir que se escape
b)
Porque
la quiere retener, e inmediatamente golpear, para anular su defensa
c)
Tori
quiere golpear a Uke y éste desvía y coge su muñeca.
En Inglaterra, Estados Unidos, y otras naciones avanzadas, abundan las cámaras de vigilancia para detectar actos delictivos en las calles, y se ha podido observar que la mayor parte de las agresiones se realizan agarrando primero a la víctima con una mano para golpearla con la otra, estrangularla o quitarle sus pertenencias
Esta realidad debe inducirnos a contemplar todos los tipos de ataques posibles de agarres seguido de un golpe con el otro brazo, con el pie o con un objeto contundente.Por otra parte es muy difícil coger los brazos, o el cuerpo de una persona que advierte la intención, y no se deja.
El objetivo del agarre, además de inmovilizar a la persona, busca conseguir un momento de ventaja, para seguir con un golpe o un derribo.
El entrenamiento de los agarres puede abordarse desde distintas situaciones como por ejemplo: RELATO
CORTO DE LA ERA SAMURAI EN EL JAPÓN FEUDAL.
Una enseñanza acelerada.
Érase que se era el hijo de un
reputado Sensei de Kenjutsu, Yagyu Matajuro, que fue
rechazado como alumno por su propio Sr. Padre, puesto que pensaba que las
cualidades de su hijo eran demasiado mediocres y limitadas como para para poder
hacer de él un digno sucesor de su enseñanza en su escuela. Sin embargo, Matajuro
había decidido con toda su determinación llegar a convertirse en Sensei de Kenjutsu. Con esta ilusión y
esta esperanza, Matajuro hizo acopio
de todo su coraje y partió hacia el monte Futara
para encontrar a otro célebre Maestro de Esgrima del Sable Japonés, llamado Banzo, y una vez allí le pidió que le
aceptase como alumno de su escuela de Kenjutsu.
No obstante, Banzo Sensei vino a
corroborar la opinión del Sr. Padre de Matajuro:
- Mucho me temo que no reúne Vd. las condiciones
– le dijo Banzo Sensei.
- ¿Cuántos años me costará llegar a ser Maestro
si trabajo duro? - insistió el joven.
- El resto de tu vida – le espetó sin contemplaciones Banzo Sensei.
- Pero es que no puedo esperar tanto tiempo. Estoy dispuesto a
soportarlo todo para seguir su docta enseñanza y aprender todo su saber.
¿Cuánto tiempo me llevará si, además de ser su Uchi Deshi (alumno interno), trabajo como servidor suyo en cuerpo y
alma?
- ¡Oh, entonces, tal vez le cueste diez años!
- Pero Sensei, se lo ruego, Vd. sabe
que mi Sr. Padre, a quién Vd. Conoce, se está haciendo viejo, y muy pronto me
veré obligado a cuidar de él con toda mi piedad filial, al igual que él hizo
conmigo desde mi nacimiento. Por favor, ¿Cuántos años habría que dedicar
si trabajo más intensamente?
- ¡Oh, en ese caso, quizá unos treinta años!
- ¡Pese al respeto y admiración que Vd. me inspira, mucho me temo que se está
Vd. burlando de mí.
- ¡Bien, así lo asumo, pero eso implica que se
tendrá que quedar Vd. sesenta años bajo mi magisterio! Un hombre que
quiere obtener resultados tan de prisa nunca puede avanzar tan rápidamente -
sentenció Banzo Sensei.
- Muy bien - declaró finalmente Matajuro
ya resignado, comprendiendo por fin que Banzo
Sensei le reprochaba su impaciencia -, acepto ser su servidor.
Banzo Sensei le impuso a Matajuro
unas severas y rigurosas instrucciones, y así, le ordenó terminantemente que no
hablara más de esgrima, que ni siquiera tocara un sable, sino que se limitase a
servirle, a prepararle la comida, arreglarle su habitación, limpiar el Dojo,
mantener el jardín, y todo esto sin decir ni oir una sola palabra sobre el
sable. Incluso le estaba totalmente prohibido el Mitori Geiko, o entrenamiento mediante la mera observación de la
práctica de los demás alumnos durante las clases de la escuela.
Matajuro pasó así tres largos años, sin desfallecer en su empeño y
realizando sus labores, pero reflexionando a menudo y lamentando su triste
suerte, él, que aún no había tenido la posibilidad de estudiar el arte al que
había decidido consagrar su vida.
Para no probar la cruel mordedura del sable de madera de Banzo Sensei, Matajuro tuvo que mantenerse en guardia a cada instante, siempre plenamente atento y despierto a todo cuanto le rodeaba, en una actitud de Zanshin o de alerta sin fisuras. A pesar de todo, Matajuro no se desmoronó y soportó el tremendo castigo de su Maestro, lo cual le llevó al fin a aprender tan rápidamente y con tal grado de aprovechamiento que su concentración, su rapidez y agilidad, y hasta una especie de sexto sentido que llegó a desarrollar, le permitieron muy pronto ir evitando los ataques de Banzo Sensei, a duras penas al principio, y más tarde con mayor agilidad. Un buen día, menos de diez años después de su llegada al monte Futara, el Maestro le anunció solemnemente a Matajuro que ya no tenía nada más que enseñarle.
POR FAVOR,
AL MARGEN DEL JIYU WAZA O PRÁCTICA
LIBRE DE CADA UNO, LA
CLASE DE HOY CONSISTE NADA MÁS (Y NADA MENOS) QUE EN
VUESTRA REFLEXIÓN PROPIA Y PERSONAL DURANTE ESTE LARGO FIN DE SEMANA FESTIVO EN
TORNO A ESTE RELATO, QUE SE RESUME EN UNA BREVE FRASE:
CHIKA MICHI NASHI, es decir,
¡¡¡NO HAY ATAJOS!!!.
(Tomado, entre otros, de FAULLIOT,
P., El
blanco invisible, 1ª ed., Teorema, Barcelona 1982, y DESHIMARU, T, El cuenco y el bastón, 2ª ed.,
Edicomunicación, Barcelona 1986).
Luis Alberto Marco Arcalá.