En ocasiones las personas
van crónicamente de una técnica a otra, de un maestro a otro, de una tradición
a otra, buscando ese algo especial, esa enseñanza especial, esa relación
especial, ese subidón especial que les permitirá acceder a la autocomprensión y
liberación. Pero esto puede convertirse en un grave engaño, en una búsqueda
interminable para evitar tener que mirar lo que está más cerca de casa y
resulta, quizá, más doloroso. Debido al miedo y al ansia de encontrar a alguien
especial que les ayude a ver con claridad, las personas a veces establecen
relaciones de dependencia poco saludables con los maestros de meditación,
olvidando que por muy bueno que sea el maestro, en última instancia somos
nosotros quienes tenemos que vivir el trabajo interior, y ese trabajo siempre
procede de nuestra propia vida.
Mindfulness en la
vida cotidiana
Jon Kabat - Zinn
¿No crees que a los aikidokas nos puede suceder algo muy similar?
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