La rapidez debe ir siempre acompañada de la tranquilidad interior (desde la calma).
La exageración en la
velocidad del movimiento no hace más que aumentar los errores en la ejecución.
La velocidad no sirve de
nada si se actúa fuera del momento oportuno.
Cada fase de la técnica
tiene su tiempo de ejecución, y hay que saber esperar que se produzca el efecto
que permite pasar a la fase siguiente.
Entrenarse en ejecutar los
movimientos con precisión y rapidez pero respetando el ritmo que requiere pasar
de una fase a otra.
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