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domingo, 3 de octubre de 2021

APRENDIENDO A ENSEÑAR AIKIDO

La pedagogía es el arte de conducir a los alumnos para que aprendan.

Cada alumno de Aikido es una persona con amplia capacidad para procesar información (ver, entender, comprender, recordar, sintetizar, descubrir, etc.)  y un mundo interior alimentado por emociones, sentimientos, expectativas y sensaciones.

¿Cómo captar la atención de todos los aspectos de su personalidad? ¿Cómo despertar su interés y motivación por las propuestas y enseñanzas del profesor?

El alumno es una persona con criterio propio, y distingue muy bien lo falso de lo auténtico, lo que es posible y lo que no, y por tanto merece un trato y una enseñanza de calidad.

Cuando el profesor confía de manera habitual, en improvisar el contenido de la clase-entrenamiento, por buena que sea su intención, tal proceder va en contra de los principios de la pedagogía, y la metodología, que son las mejores y únicas vías de transmisión de conocimientos y de progreso individual o colectivo.

Una clase, programada de manera coherente y pedagógica, busca que cada alumno sea el autor y actor de su propio aprendizaje, y que construya sus conocimientos mediante situaciones de búsqueda personal.

Aprender Aikido requiere una disposición mental del alumno, para asimilar lo que se le enseña, junto con una disposición emocional para mantener el interés, la motivación y la satisfacción en lo que está aprendiendo.

El profesor en ningún caso, y de ninguna manera, ha de imponer sus propias creencias, valores y conocimientos, antes bien respetará escrupulosamente los de cada alumno. El profesor enseña con la mejor voluntad, respetando siempre la libertad de todos aquellos que han elegido asistir a sus clases. 

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