Como norma general se mantendrá la verticalidad del cuerpo en todas las acciones y desplazamientos.
Es mas racional flexionar las piernas que doblar el tronco por la cintura o ladearlo hacia un costado.
El equilibrio, la velocidad y la eficacia quedan mermados si se pierde la verticalidad.
Durante el entrenamiento, la cabeza y el tronco conservan la misma vertical, siempre que ello no suponga forzar la naturaleza propia de cada acción.
El estado anímico o emocional influye poderosamente sobre el tono muscular y la postura correcta, y viceversa.
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