Desde los tiempos más remotos y en todas las culturas, encontramos la existencia de categorías jerárquicas que otorgan o establecen la importancia que cada individuo merece en el grupo donde desempeña sus competencias.
Existe el escalafón de grados en el ejercito, en la universidad, en la empresa, en la religión, en la política, etc. y también en las artes marciales desde la época de los samuráis.
En Aikido se reconoce el conocimiento y la experiencia adquirida por el practicante otorgándole el Cinturón Negro, en una escala que va desde el primer DAN hasta el décimo.
Pero ¿qué es lo que se valora para atribuir a cada uno el nivel al que se ha hecho acreedor, según el criterio de un tribunal de expertos...?
En los primeros tiempos del Judo, del Jiu Jitsu, del Karate y del Aikido, la competencia del budoka se evaluaba a partir de un examen integral de la personalidad de cada alumno, conocido como SHIN-GI-TAI, y no solo juzgando su habilidad técnica o física.
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