A muchos aikidokas nos preocupa, en nuestra práctica, la
eficacia y la corrección de las técnicas y olvidamos que estas se basan en el
dominio de acciones básicas a lo largo del entrenamiento, tales como:
Sentir de uke la dirección , la energía,…
Silencio y escucha al prójimo.
Acepto a mi uke, su manera de atacar, de caer,…
Hacer (con tu práctica) e investigar.
Apreciar y agradecer.
Confianza en ti y en los demás.
Pensar en otras cosas ajenas a la clase.
Hablar (para evitar distracciones).
Juzgar a mi uke por su falta de colaboración en el movimiento.
Juzgar a mi uke por su falta de colaboración en el movimiento.
Mirar que hacen otros (opinando si lo hacen bien o mal).
Quejarte y molestarte.
Temor de ti y de los demás.
No olvidemos que los movimientos de
Aikido son sencillos y en ocasiones es nuestro comportamiento el que dificulta
a través de nuestra mente y nuestro cuerpo la coordinación, la fluidez y la
estabilidad/simplicidad de los mismos.
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