Cuando buscamos la eficacia en
nuestras técnicas caemos en el error de realizarlas con excesiva fuerza y
brutalidad sin estar a la escucha de cuerpo de Uke.
Causamos más dolor del necesario y
despertamos resistencias instintivas.
En vez de focalizarnos en la
eficacia nos centramos en la elegancia, es decir en el movimiento bien hecho, y
sin buscarlo directamente la técnica será eficaz.
La técnica bien hecha es la que se
hace en el tiempo oportuno con la energía necesaria, no excesiva, y con un
movimiento fluido y continuo.
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