Creador y administrador del BLOG: DIARIO DE UN AIKIDOKA
1er Kyu de Aikido, 4º Kyu Gendai Bu Jutsu
Responsable local de departamento IT en una multinacional
Mi interés por el Aikido comenzó el
primer día que pisé un tatami, hasta entonces, como al 99% de la humanidad, mi
conocimiento del Aikido se resumía a las películas Steven Seagal. Fue algo que
me atrajo al instante pese a ser incapaz de coordinar mis piernas y mis brazos,
y sentirme el ser más torpe que jamás había existido.
¿Cuándo te iniciaste en la práctica del Aikido?
Me inicié el 2 de febrero de 2010, hace
poco más de cinco años (cómo pasa el tiempo!!!) en el Dojo de Larraona en
Pamplona, y desde entonces ha sido un no parar de entrenar, ir a cursos,
conocer gente, en definitiva: disfrutar cada día como el primero.
¿Por qué practicas Aikido?
Buena pregunta, le he estado dando
vueltas y creo que es debido a que he encontrado un grupo de personas
increíbles sobre el tatami que, como diría Ueshiba Morihei, me han tendido un
puente de plata para crecer como persona y aikidoka. Por supuesto el hecho de
sentirme física y mentalmente equilibrado gracias a la práctica también me ha
ayudado mucho.
Un detalle curioso, que me gustaría
añadir, es que yo provenía del fútbol sala, un deporte de equipo en el que casi
siempre mis errores eran solucionados por otro compañero y viceversa. El Aikido
me ha obligado a depender única y exclusivamente de mi mismo, nadie va a hacer
el Shiho Nage, Ikkyo, Irimi Nage correctamente por mí, lo cual representa un
estupendo reto diario.
¿Qué le sobra o le falta al Aikido que tú practicas?
Soy de la opinión que es mejor que sobre
que no que falte, así que sobrar me parece que nada. En cuanto a que le podría
faltar, como fan incondicional del Jiu Jitsu Brasileño aunque sin oportunidad
de haberlo practicado nunca, creo que la práctica de suelo pudiera ser un
estupendo añadido, pero como ya digo, mi opinión está muy influenciada por mi
gusto personal.
¿Cuál es tu visión del Aikido para el siglo XXI?
Soy consciente que Ueshiba Morihei no
terminó, ni de cerca, la obra que tenía en la cabeza cuando comenzó con el
Aikido. Supongo que es tarea de todos los practicantes pasados, actuales y
futuros terminar de dar forma a lo comenzado, pero siempre sin perder de vista
los fundamentos básicos que nos dejó e intentando no desvirtuar nuestro
maravilloso Budo con interpretaciones personales, quizás, demasiado alejadas en
ocasiones de lo que en un origen se nos entregó.
También soy ferviente defensor de las
nuevas tecnologías a la hora de expandir y dar a conocer el Aikido, y en el
futuro creo que nos ayudarán a lograrlo, eso sí, pensamiento erróneo el de
quien crea que sustituirá el enfundarse el keikogi a diario y darlo todo sobre
un tatami para aprender, mejorar y avanzar paso a paso, en el Aikido no hay
atajos.
Agradecimientos a Sensei Artola por ejercer de
Uke y a Ángel Sagardoy por realizar las fotos.
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