En la primera fase de toda confrontación, el Aikido comienza por
manifestar la voluntad de disuadir de manera verbal, gestual o
física, a la parte que intenta hacer uso de la agresividad.
¿Qué debemos entender por la voluntad de disuadir? Sencillamente el intento de
convencer al otro con palabras, razones y gestos para que cambie de opinión y
desista de su propósito de hacer uso de la violencia, y llegar a un entendimiento
que concilie sus motivos y los nuestros.
El pensamiento y la enseñanza de Ueshiba respecto a la importancia de
la disuasión en Aikido, está ampliamente expresado en estas frases extraídas de
sus escritos:
“Haz tomar consciencia al agresor de la inutilidad de sus ataques, y
manifiéstale durante el combate, el respeto y la estima a la que todo ser
humano tiene derecho…”
“Aiki es la victoria por la paz. No se busca vencer, sino convencer,
persuadiendo al agresor de que su ataque es inútil e innecesario…”
En una situación real, cuando el diálogo no ha podido convencer al
agresor, y éste pasa al ataque, el aikidoka entra en la fase de la disuasión
dinámica que consiste en:
a)Mostrar que es capaz de evitar el ataque sin
responder
b)Dar tiempo al agresor para que sienta que sus
ataques no tienen resultado.
c)Zafarse, escapar, esquivar, sin necesidad de
proyectar o inmovilizar al atacante, es decir simplemente rechazando entrar en
la pelea.
Si a pesar de esta voluntad de disuasión dinámica, el oponente
prosigue en sus ataques y aumenta su agresividad, el aikidoka entrará en la
fase de neutralización absoluta, siempre procurando no causar daño, o el menor
posible.
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