Después de una sangrienta batalla, y ya de noche en el castillo, un samurái
se presenta a su superior y le dice:
-"Mi amigo no ha regresado del campo de batalla. Solicito autorización
para ir a buscarlo ..."
-"Denegada ...", replicó el superior. "No quiero que
arriesgue usted su vida por un hombre que probablemente ya esté muerto".
Haciendo caso omiso de la prohibición, el samurái salió a escondidas del
castillo, dirigiéndose al campo de batalla.
Una hora más tarde regresó mortalmente herido, transportando en sus hombros
el cadáver de su amigo.
Su superior estaba furioso.
- "¡Ya le dije que estaría muerto…!.
-¡Dígame ....! ¿valió la pena ir hasta
allá para traer un cadáver?
-"Claro que sí", respondió el Samurái.
- Cuando lo encontré todavía estaba vivo, y cuando me vio aún pudo decirme:
- Cuando lo encontré todavía estaba vivo, y cuando me vio aún pudo decirme:
-Estaba seguro que vendrías a buscarme.
Hoy los samuráis que salen a buscar al
amigo herido, son los médic@s, enfermer@s, personal de limpieza, de hospitales,
farmacias, residencias, etc. y las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, y
tod@s aquell@s que trabajan para que no nos falte nada a ninguna persona de las
que estamos confinadas.
Estos son los héroes de esta batalla
contra el enemigo invisible.
Merecen todo nuestro respeto, admiración,
cariño y agradecimiento.
No los olvidemos.
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